Ir a Parte I II La enfermedad terminó por consumir a su madre. Recordó haber estado leyéndole su libro favorito durante unos minutos cuando se durmió para siempre. Se quedó mirándola un momento antes de llorar. Cuando miró su rostro entendió que ya no había más dolor en ella, aquella enfermedad ya no la atormentaba más. Por fin descansaba. “No salgas del bunker” eran de las últimas palabras que le había dicho su madre “Aquí tienes todo; comida y seguridad”. Releyó una parte del libro intentando entender: “El búho, cuyos ojos nocturnos son ciegos de día, no puede desvelar el misterio de la luz”. Se durmió pensando, sin lograr descubrir lo que significaba. Habían pasado un par de días después de la muerte de su madre cuando Mariana tomó la decisión de ir en busca de su padre, en contra de lo dicho y la petición de su madre de no abandonar el refugio. Se preparó para el viaje; metió en su mochila comida y algo de ropa. Se despidió de sus muñecas, de sus libros y por último, besó la frente...
Un diablo nocturno es ese espíritu ruidoso que te susurra en la penumbra, con murmullos hipnóticos. Es el titiritero de Somnus, el barquero encargado de llevarte a través del ensueño hasta las pesadillas más inimaginables.